Ha llegado tu turno. El destino, la vida, el cosmos o como quieras llamarlo, ha querido que éste sea tu momento. Que saques todo tu potencial y dejes aflorar la verdadera pasión que sientes bien adentro. Esa que cada noche, justo antes de dormir, te lleva a imaginarte disfrutando de una vida totalmente nueva. Esa que hace que te veas siendo dueño de tu propio destino, asombrando al mundo con tu talento, aunque durante mucho tiempo lo hayas mantenido oculto.
Emprender
¿Y si el dinero no importara?
Hace días que va rodando con fuerza por la red un vídeo de esos que aparecen cada tanto y nos invitan a soñar despiertos, nos remueven, nos cuestionan más que nos solucionan. Uno de esos que nos hace replantearnos la realidad, o lo poco que va quedando de ella. El vídeo, se basa en un pequeño discurso de Alan Watts en el que muestra su visión acerca de una de las cuestiones más profundas a la que un ser humano debe dar respuesta durante su devenir en este mundo: ¿A qué dedico mi tiempo, mi esfuerzo, mis días…mi vida? ¿Qué haría si realmente el dinero no fuese el propósito? Tal vez porque la situación actual empuje a una movilización global de conciencias, o tal vez porque estamos ciertamente en una suerte de despertar a nivel cada vez más consciente, lo cierto es que últimamente van apareciendo más y más voces que vienen a hacernos replantear el status-quo y a invitarnos a reflexionar en aras de un cambio profundo y transformador.
Tu idea SÍ que vale, y mucho.
Si te consideras emprendedor, te mueves por los círculos de este fascinante mundo, o te gusta estar al tanto de lo que sucede en el universo de la creación de empresas y el lanzamiento de proyectos, seguramente habrás leído en más de una ocasión que las ideas no valen nada. Tal vez, si has sido muy afortunado, podrás haber llegado a, como mucho, leer que las ideas valen muy poco. Y hoy quiero desmentir esa postura, abogar por las -buenas- ideas y argumentar mi postura. Pero antes, pongámonos en situación…
De emprendedores y causas
Si hay algo por lo que las tardes de verano se hacen un poco menos pesadas es por el maravilloso tiempo que de pronto encuentras para poder saborear unas cuantas páginas del último libro que cayó en tus manos. De hecho, habrá estudios al respecto, pero parece que las Navidades deben ser la época del año en la que más libros se venden, mientras que el verano debe ser la época del año en la que más libros se leen. Y es que pocas cosas hay más placenteras que encontrar una de esas frases lapidarias que se hallan buceando entre las páginas de un buen libro, dejarte llevar por ella y alzar al vista al cielo azul para reflexionar sobre su contenido y significado. Frases, como la que hoy origina la reflexión de este post:
«Si cada uno de nosotros barriera la puerta de su casa, este mundo sería un lugar limpio». (Madre Teresa de Calcuta).
Una Startup llamada vida
Son tiempos «nuevos», extraños, complejos, olvidados-aunque-ya-vividos, difíciles… interesantes. De pronto, parece como si la Tierra hubiese comenzado a girar alrededor de otro astro que en lugar de luz, calor y vida, sólo aporta tenebrosidad, frialdad y muerte, sea ésta en forma literal o figurada (léase muerte de lo establecido, muerte del empleo, muerte de lo permanente, muerte del estado de bienestar, muerte de la confianza, muerte de lo [ponga aquí su indignación propia]).
La travesía del desierto del emprendedor
Todo ocurre por algo. Cuatro palabras que en apariencia dicen poco, pero que sólo los que las padecen saben que esconden un enigma poderoso. Un misterio que nos mueve de la desesperación absoluta hasta la serenidad aparente cuando logramos comprender que incluso lo presumiblemente más aleatorio responde a una ley tan simple como inequívoca: toda causa tiene su efecto y todo efecto proviene de una causa. Corren tiempos complejos, en los que si algo brilla por su ausencia son las certezas y, por el contrario, nadamos entre ríos de inseguridades y la inestabilidad se apodera de nuestro quehacer cotidiano en el plano profesional y personal. Lo que antes sirvió, hoy se traduce en esfuerzo inútil, mientras surgen nuevos retos que solventar a diario. Sin embargo hay lugar para la esperanza, espacio para la creación y determinación por cambiar las normas. Sólo es cuestión de volver a las cuatro palabras del principio: «Todo ocurre por algo». Pero… ¿por qué?
Haz algo más y di algo menos
Con el año recién iniciado es momento de marcarse metas, de buscar diez propósitos para terminar haciendo uno (con suerte), de sentir que tienes todo el tiempo por delante y la energía suficiente como para comerte el mundo, un año más. A riesgo de realizar un esfuerzo en balde, este año hay que sumar el desconcierto que genera el 2012 y toda la teoría que lo acompaña entre mayas, calendarios, finales apoteósicos, meteoritos y revoluciones. Como si el fin del mundo no lo estuviésemos viviendo ya desde hace algunos años… De hecho, seguro que dentro de algunas décadas, cuando se estudie nuestra época, los libros narrarán un cambio de era, una revolución interna a escala global, un salto de dimensión de la que no somos del todo conscientes mientras sucede, lenta y silenciosa, en nuestro día a día, pero todo esto es tema de otro post. Sin embargo, lejos de teorías conspiranoicas o de mensajes positivos gratuitos, me propongo romper una lanza en favor del 2012 como el año de la acción, no sé si por necesidad personal, o por aquello de poder quebrar de una vez la cáscara del huevo que cada día nos oprime más y más a los que, sin más ánimo que el de intentar afrontar una situación descorazonadora y salir adelante, buscamos contagiar un optimismo suicida.
Innovación para nuevos tiempos
Que vivimos tiempos tan extraños como apasionantes creo que ya nadie se atreve a discutirlo. Nadie sensato, vaya. Y ahora que este 2011 que ha estado lleno de noticias importantes en todos los ámbitos (económico, político, cultural, social…) está a punto de decirnos adiós, me resulta interesante hablar de uno de esos conceptos que cada vez coge más fuerza en el panorama empresarial, tan convulso después de unos años complicados. Me estoy refiriendo a la tan pronunciada como no practicada «innovación», pero es que realmente parece difícil pensar en el futuro y poder desligarlo de dicho término, aunque por el momento parece que la mayoría de los empresarios españoles siguen sin darse cuenta. Así que he decidido dedicar las siguientes líneas a hablar desde mi humilde, inexperto, pero apasionado punto de vista, sobre qué es eso de la innovación y, sobre todo, porqué es importante que empecemos a familiarizarnos con este término.