Ha llegado tu turno. El destino, la vida, el cosmos o como quieras llamarlo, ha querido que éste sea tu momento. Que saques todo tu potencial y dejes aflorar la verdadera pasión que sientes bien adentro. Esa que cada noche, justo antes de dormir, te lleva a imaginarte disfrutando de una vida totalmente nueva. Esa que hace que te veas siendo dueño de tu propio destino, asombrando al mundo con tu talento, aunque durante mucho tiempo lo hayas mantenido oculto.
Emprendedores
No seas retro, el 2.0 ya es historia
Avanza el tiempo y cambia el modo en el que los seres humanos se comunican. De gestos y señales, a formas primitivas de comunicación, pasando por la invención del lenguaje y el surgimiento de los diferentes idiomas como indicadores de una realidad propia. Del mismo modo, también conforme avanza el tiempo evoluciona la manera en la que se comunican empresas y consumidores, usuarios o clientes, porque, en definitiva, tampoco esto deja de ser una forma de comunicación humana.
En este sentido y dejando de lado el desarrollo del lenguaje que a menudo -todo sea dicho de paso- en lugar de evolucionar, parece involucionar habida cuenta no sólo del empobrecimiento del mismo a nivel transversal, sino también dada la variedad de términos que se van sumando o modificando sin sentido, hoy quería centrarme por un momento en el segundo aspecto, aquél que se refiere a la comunicación empresarial publicitaria.
¿Y si el dinero no importara?
Hace días que va rodando con fuerza por la red un vídeo de esos que aparecen cada tanto y nos invitan a soñar despiertos, nos remueven, nos cuestionan más que nos solucionan. Uno de esos que nos hace replantearnos la realidad, o lo poco que va quedando de ella. El vídeo, se basa en un pequeño discurso de Alan Watts en el que muestra su visión acerca de una de las cuestiones más profundas a la que un ser humano debe dar respuesta durante su devenir en este mundo: ¿A qué dedico mi tiempo, mi esfuerzo, mis días…mi vida? ¿Qué haría si realmente el dinero no fuese el propósito? Tal vez porque la situación actual empuje a una movilización global de conciencias, o tal vez porque estamos ciertamente en una suerte de despertar a nivel cada vez más consciente, lo cierto es que últimamente van apareciendo más y más voces que vienen a hacernos replantear el status-quo y a invitarnos a reflexionar en aras de un cambio profundo y transformador.
Tu idea SÍ que vale, y mucho.
Si te consideras emprendedor, te mueves por los círculos de este fascinante mundo, o te gusta estar al tanto de lo que sucede en el universo de la creación de empresas y el lanzamiento de proyectos, seguramente habrás leído en más de una ocasión que las ideas no valen nada. Tal vez, si has sido muy afortunado, podrás haber llegado a, como mucho, leer que las ideas valen muy poco. Y hoy quiero desmentir esa postura, abogar por las -buenas- ideas y argumentar mi postura. Pero antes, pongámonos en situación…
De emprendedores y causas
Si hay algo por lo que las tardes de verano se hacen un poco menos pesadas es por el maravilloso tiempo que de pronto encuentras para poder saborear unas cuantas páginas del último libro que cayó en tus manos. De hecho, habrá estudios al respecto, pero parece que las Navidades deben ser la época del año en la que más libros se venden, mientras que el verano debe ser la época del año en la que más libros se leen. Y es que pocas cosas hay más placenteras que encontrar una de esas frases lapidarias que se hallan buceando entre las páginas de un buen libro, dejarte llevar por ella y alzar al vista al cielo azul para reflexionar sobre su contenido y significado. Frases, como la que hoy origina la reflexión de este post:
«Si cada uno de nosotros barriera la puerta de su casa, este mundo sería un lugar limpio». (Madre Teresa de Calcuta).