Que vivimos tiempos tan extraños como apasionantes creo que ya nadie se atreve a discutirlo. Nadie sensato, vaya. Y ahora que este 2011 que ha estado lleno de noticias importantes en todos los ámbitos (económico, político, cultural, social…) está a punto de decirnos adiós, me resulta interesante hablar de uno de esos conceptos que cada vez coge más fuerza en el panorama empresarial, tan convulso después de unos años complicados. Me estoy refiriendo a la tan pronunciada como no practicada «innovación», pero es que realmente parece difícil pensar en el futuro y poder desligarlo de dicho término, aunque por el momento parece que la mayoría de los empresarios españoles siguen sin darse cuenta. Así que he decidido dedicar las siguientes líneas a hablar desde mi humilde, inexperto, pero apasionado punto de vista, sobre qué es eso de la innovación y, sobre todo, porqué es importante que empecemos a familiarizarnos con este término.
Existen multitud de definiciones de innovación, así como existen multitud de posibilidades de innovación, aunque si tratamos de reducir a la mínima expresión el significado de este término, podemos referirnos a él con la metáfora que representa la imagen que acompaña a este artículo, es decir, la capacidad de ver las cosas de un modo distinto. Sin embargo, para que el proceso de innovación se complete, además de «ver» la realidad con otros ojos, es necesario «actuar» en esa realidad de otro modo y siempre con el objetivo de obtener un resultado. Un resultado que puede variar y ser completamente distinto en cada caso, pero que siempre debe incorporar una regla básica: la de sumar para aportar valor a la compañía frente a un entorno cambiante.
Una vez aclarado el término, -así con definiciones de andar por casa-, cabe cuestionarse el porqué de la importancia que este concepto ha adquirido en los últimos años y especialmente, en estos tiempos tan convulsos. Pues bien, la solución a este enigma es más que sencilla y esclarecedora. Si la innovación es un proceso básico en una realidad en la que impera un entorno cambiante (¿esto no es siempre?), el de ahora es sin duda uno de los «entornos cambiantes» más exagerados que la humanidad ha experimentado en toda su historia. Y no sólo por la debacle económico-financiera que ha arrasado con todo en multitud de países alrededor del mundo, sino porque los cambios, de nuevo, políticos, culturales y sociales -además, claro está, del económico- han propiciado que vivamos inmersos en esta suerte de cambio constante, de apertura de nuevos paradigmas, de exploración de nuevos mundos dentro de este mismo. Y es que, aunque todavía no ha llegado el día en que podemos irnos a vivir a otro planeta, parece sin embargo que hemos acabado por descubrir otros mundos sin salir del nuestro. Y no siempre mejores, por ahora.
Así que ante una situación como la actual, no queda más remedio que innovar. Y no como castigo, sino como esencia de todo aquel negocio que quiera adaptarse al entorno para seguir aportando valor y, por tanto, permanecer. Sin embargo, la innovación es algo más que un imperativo. Es una cultura empresarial. Es una forma de entender el mundo de los negocios. De disfrutar haciendo que el futuro se acerque al presente cada vez a más velocidad. De soñar con tecnologías, procesos o funciones que el día de mañana llegarán en forma de productos o servicios que cambiarán nuestra forma de ver el mundo una vez más.
Innovemos, pues, en todo lo que esté en nuestra mano. Desde lo más íntimo, hasta lo más público. Desde lo personal, hasta lo profesional. Desde lo más simple, hasta lo más complejo. Porque sólo cuando se emprende un camino -y la innovación es más un camino que un destino- es cuando se comienza a disfrutar del entorno y a percibir las oportunidades latentes que nos rodean en cada momento histórico. Y no hay duda de que el actual, es uno de esos momentos plagados de oportunidades para los más atentos, los más despiertos y los más audaces. Porque ya no es cuestión de trabajar más, sino de trabajar mejor. Y para poder llegar a hacerlo, sólo existe un camino. ¿Adivinas cuál?
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A continuación y como cierre a este artículo, encontrarás un vídeo de Carlos Barrabés, uno de esos pocos empresarios españoles que contradicen las estadísticas y realmente sabe de lo que habla cuando se refiere a innovación. El contenido del vídeo es altamente recomendable.