Arranca un nuevo año y con él llega la renovación de la esperanza, el júbilo del renacer de nuestros anhelos más profundos, la dicha de una vida que pretendemos revolucionar de arriba a abajo aunque el ímpetu sólo nos dure apenas la primera semana. O no. Porque sólo de nosotros depende que de una vez por todas empecemos a tachar cosas de aquella lista de propósitos que hicimos hace años, muchos años, y que después sólo nos dedicamos a posponer, olvidar o, en el peor de los casos, dar por perdida. Sin embargo tenemos ante nosotros la oportunidad de reinventarnos cada día, de poner el contador a cero y lanzarnos a conquistar la vida que de verdad deseamos. Esa con la que soñamos cuando estamos en mitad de un atasco de vuelta a casa, cansados por el día largo, duro y tedioso que se parece tanto al de ayer y posible y desgraciadamente, al de mañana.
Con más frecuencia de la que cualquier mente sana y equilibrada desearía, nuestros pensamientos se lanzan a la deriva y comienzan un descenso veloz hacia la desmotivación más catastrófica, anteponiéndose a los sueños que una vez nos prometimos cumplir y que más tarde dejamos apartados en el rincón de los imposibles, hartos de los vaivenes de una vida que pintaban más fácil. Y lo del nuevo año no es más que la excusa perfecta, la coartada que la psique, en tanto humana, necesita para renovarse y volver a desempolvar esos sueños y anhelos profundos. Da igual. No importa el motivo, ni el origen de esa efervescencia en la que se traduce el saber que estrenamos calendario. Hay que aprovechar el momento -el momentum que dirían los eruditos- y exprimir todo ese torrente de energía desatada para plasmar por escrito todos y cada uno de los detalles de esos propósitos que nos conducirán hacia la vida que realmente deseamos. Porque lo que no queda recogido en un papel, es muy fácil que quede sepultado en la memoria por los quehaceres diarios que nos apartan del «yo» más íntimo y personal, ése que deseas ser porque sabes que sólo entonces conocerás la auténtica felicidad y hallarás el significado de tu paso por esta vida.
Así que aprovecha este primer fin de semana del año, ahora que todavía arrastras la emoción de estrenar 2014, para crear tu propio plan, con el objetivo de convertir los próximos 365 días en tu mejor año hasta la fecha. Emociónate pensando en cómo podrías llegar a cumplir cada uno de tus objetivos y ponte en marcha hoy mismo con el primero de ellos. Mañana siempre es tarde cuando se trata de ponernos en camino hacia nuestros sueños.
Feliz y próspero año desde este pequeño rincón, que acaba de ser renovado gracias, precisamente, a tener la capacidad de arrancar y dar el primer paso para lograr uno de mis propósitos del año: renovar mi página web, que ahora ya luce como «renovar mi página web». Suerte con los tuyos.